Quiero contar cómo fue una de las últimas incorporaciones que hemos tenido en Guarderia Meraki.
Me llamó una madre que a través de una amiga le había hablado de nuestra guardería y me pidió una cita para hablar conmigo y visitar la guardería. Evidentemente acepté y buscamos día y hora (con el Covid, el tema horario ha cambiado y solo recibimos visitas fuera del horario en que tenemos niños).
Llegó el día y la hora acordada y apareció la madre con la futura incorporación. Después de cumplir las medidas de seguridad adoptadas, desinfección de manos y de zapatos, iniciamos la visita (no nos importaba que la visitara ya que a su marcha estaba prevista la limpieza diaria).
La visita fue bien, el mayor problema, lógico tal vez, era saber el nivel de adaptación del niño a la guardería. El niño, inicialmente estaba receloso y la madre aún más. Yo tuve mis dudas…
Después de visitar todos los rincones de la guardería, el niño acabó en nuestro patio donde pueden practicar diversas actividades y juegos. Ahí el semblante del niño cambió. Se le veía feliz y contento. La madre lo vio y aceptó nuestra oferta para que el niño se incorporarse a nuestra escoleta.
El niño marchó enfadado. No quería dejar la guardería. La madre se quedó convencida de lo que le explicamos y del nuevo rumbo de Meraki. Nuestro nuevo enfoque a través de en una pedagogía activa, participativa, dialogante con la que el niño va descubriendo, siempre a su ritmo, y experimentando con diferentes materiales y actividades.
Y los problemas aparecieron luego. El niño viene y está encantado en la guardería pero a la hora de marchar hace algunos pucheros… no se quiere marchar. La madre me comenta lo contenta que está ya que ve el niño feliz e integrado. Tenía sus dudas pero ahora está muy contenta y…. nosotros más.
